Un poco más adelante, se encontraba el castillo del gigante que, según decían, tenía el poder de convertirse en cualquier animal que deseara. El gato se presentó ante él desafiándolo a convertirse en un animal grande, como un elefante. El gigante aceptó encantado, pues le gustaba alardear de sus poderes, y se convirtió en un elefante.
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